Llevar una alimentación viva y de alta vibración (fisiológica), no nos impide disfrutar de preparaciones apetitosas y sabrosas. Podemos elaborar recetas clásicas, pero en una versión nutritiva y saludable. Estas pizzetas raw son un ejemplo más de lo que podemos hacer para reemplazar las clásicas pizzetas elaboradas con harina refinada y queso que como hemos visto en otros artículos, no aportan nada bueno a nuestra salud.
Son especiales para el invierno, una época del año en la que la excusa del frió viene bien a muchos para caer en tentaciones que generan adicción y los pueden hacer volver a los malos hábitos del consumo de harinas y lácteos.
De todas formas, no debemos culparnos si eso sucede, es necesario tener paciencia, entender que hacer cambios requiere tiempo, y para lograrlo este proceso debe ir acompañado de otras herramientas como depuración, para quitar la adicción por medio de la desintoxicación; ademas se requiere un gran trabajo emocional para soltar el apego por la comida chatarra que generalmente usamos para tapar emociones y no cuestionarnos las situaciones que nos perturban y afectan nuestro equilibrio y bienestar. Por eso, mi propuesta como nutricionista consciente es hacer una transición alimentaria acompañada de las demás herramientas que propongo para la "Nutrición del Ser," a fin de alcanzar una salud plena y una vida feliz.
Sin embargo, aunque al principio de nuestros cambios alimenticios es común caer en la tentación por ciertas preparaciones que estábamos acostumbrados a comer, es bueno saber que hay opciones saludables que nos recuerdan esos sabores que nos atraían, y que podemos hacer uso de este tipo de recetas para cuando haya deseos de satisfacer ciertos placeres gustativos que solíamos buscar en dichas comidas.
Por ese motivo, hoy les traigo esta deliciosa receta que inventé que tiene un sabor muy parecido a la tradicional muzzarella que a tanta gente le gusta, con la ventaja que además de ingredientes totalmente naturales y nutritivos, se elabora por medio de la deshidratación lo que permite conservar sus propiedades nutricionales al máximo, cosa que no ocurre cuando cocinamos empleando altas temperaturas.
¡Espero que les guste tanto como a mi hija y al resto de mi familia!.
INGREDIENTES:
Para la Masa:
1 taza de nueces
1/2 taza de semillas de lino
½ cebolla
2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
1/2 taza de agua
Sal marina enriquecida o sal andina molida a gusto
Orégano a gusto
Queso vegetal:
1 taza de castañas de cajú o almendras
1 cucharadita de levadura nutricional (sirve para enriquecer y darle un sabor especial a nuestro queso)
1 cucharadita de maca molida (opcional: su función es mejorar el aporte nutricional: aporta proteínas, vitaminas y especialmente en minerales biodisponibles como el calcio, )
Jugo de ½ limón
½ pocillo de aceite de oliva extra virgen
1 pocillo de agua enzimática o kéfir de agua (opcional: su función es proporcionar su función probiótica al queso para mejorar nuestra salud intestinal)
Agua pura cantidad necesaria
Condimentos a gusto: ajo, orégano, laurel, sal marina enriquecida
Cobertura:
5 tomates grandes
2 cebollas
Orégano
Aceitunas
Aceite de oliva extra virgen
PREPARACIÓN
Activar los frutos secos, es decir dejar en remojo en agua pura durante toda la noche las nueces y las castañas de cajú (o almendras) por separado en diferentes recipientes. Este procedimiento de activación de las semillas asegura una mejorar la digestión, permitiendo asimilar correctamente sus nutrientes, especialmente ciertos minerales importantes como el calcio y el hierro, facilitando no solo el proceso de absorción, sino también el incremento del potencial energético y vibracional de estos alimentos. En otro articulo voy a explicar la importancia de esta técnica de activación como procedimiento clave para una alimentación vitalizante y depurativa.
Al día siguiente, moler las semillas de lino en un molinillo o licuadora de alta potencia. Aparte procesar el resto de los ingredientes para la masa en una licuadora o minipimer, y luego mezclar con la harina de lino en un bol o recipiente adecuado. Mezclar bien hasta lograr una masa húmeda, es decir una crema de consistencia densa o espesa.
Tomar porciones pequeñas y extenderlas en una bandeja de deshidratador u horno, dando formas de pizzetas (del tamaño deseado) con una espátula o cuchara.
Colocar la bandeja en el deshidratador, o en horno a temperatura media con la puerta entreabierta o al máximo con la puerta abierta (procurar que el calor emitido por el horno no queme nuestras manos, éste es un indicador de que está cumpliendo la función de deshidratar y no de hornear).
Aparte, mientras se va deshidratando la masa, comenzar con la elaboración del queso vegetal. Agregar los ingredientes en la licuadora y procesar hasta formar un queso untable. Si es necesario ir agregando de a poco agua pura hasta lograr dicha consistencia. Conservar en refrigerador hasta el momento de usarlo. En caso de emplear almendras en lugar de castañas, para obtener un queso más banco se puede quitar la piel a las almendras si es que se dispone de tiempo y ganas de hacerlo.
Luego proceder con la preparación de la cobertura. Cortar los tomates en rodajas enteras o en mitades. Lo mismo hacer con las cebollas, que previamente a su uso se pueden remojar durante 5 minutos en agua tibia con sal, con el fin de suavizar el sabor para aquellos que no están acostumbrados al consumo de cebolla cruda, de modo de minimizar el sabor picante.
A continuación, colocar en un bol o tazón las cebollas escurridas y los tomates, y macerarlos con aceite de oliva, sal marina y orégano. Mezclar bien y dejar reposar esta mezcla hasta que el momento de colocar la cobertura a nuestras pizzetas. Si prefieres también se puede hacer una salsa aparte con tomates secos hidratados, un tomate fresco y condimentos a gusto para colocar como primera capa de la cobertura.
Ir controlando el tiempo de secado de la masa hasta lograr la consistencia adecuada de una masa firme y seca. Puede llevar varias horas. Cuando este lista la masa, despegar con la espátula y dar vuelta las pizzetas si es necesario en caso de emplear horno.
Posteriormente proceder a realizar la decoración, colocando una capa de nuestra cobertura hecha con los tomates y cebollas, por encima una o más cucharadas de queso untable (según tu gusto) y por ultimo las aceitunas.
Dejar unos cuantos minutos más la bandeja en el deshidratador u horno caliente a puerta abierta para que tomen temperatura cálida los ingredientes que forman la cobertura. Se puede agregar al final perejil fresco picado o rúcula, incluso champiñones frescos si es de su agrado.
Una vez listas, servir en una fuente y acompañar con una rica ensalada mixta hecha con hojas verdes (lechuga, repollo, rúcula o achicoria), zanahoria y remolacha rallada, y unas cucharadas de kimchi o algún otro fermento vegetal, de modo de obtener un plato completo y nutritivo como almuerzo o comida principal.
Lic. en Nutrición Natalia Pura Moreno.
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